Redes de Trueque

Published on 12/01/2008 - Experiences

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Contributors: Heloisa Primavera

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• Para volver entonces a la pregunta inicial sobre cuáles han sido las claves del éxito de las redes de trueque en Argentina (no en América Latina), de acuerdo a nuestras investigaciones, es necesario rescatar al menos:

- la existencia de fenómenos de monedas paralelas en casi todas las provincias argentinas desde 1986, casi diez años antes del surgimiento del primer Club del Trueque; este hecho, en cierta medida, preparó el imaginario social para la utilización de otros instrumentos de comercialización distintos a la moneda oficial: con frecuencia se encontraban con que aclaraban "Se aceptan pesos, dólares, bonos provinciales o créditos";

- la experiencia de la dolarización efectiva de la economía desde el año 1991, que hizo práctica corriente el pago en efectivo en dólares o pesos, en prácticamente todos los ámbitos de comercialización privados: taxis, restaurantes, comercios en general, compra de autos e inmuebles; se guardaba la forma para el pago de impuestos, que debía hacerse en moneda nacional...;

- la relativa "osadía" de una clase media que se veía empobrecida bruscamente y se resistía a cambiar sus patrones de consumo, adoptando para ello formas heterodoxas de comercialización que no podían ser consideradas fuera de la legalidad debido al agravamiento progresivo de la crisis del empleo, producto de los programas de ajuste estructural de la economía;

- la existencia de múltiples prácticas de trabajo no asalariado que proponían nuevas formas de comercialización a través de la formación de redes de consumidores.

A ello podemos agregar la particular estratificación social del país, con la clase media más poblada de los países de la región debido, entre otros factores, a un movimiento sindical muy fuerte promovido desde el Estado a partir de la segunda posguerra. Esa impronta gestaría una numerosa clase media y media-baja de composición técnica y obrera, singular en la región, tal vez sólo comparable a algunos países europeos en la misma época.
 
Esa condición tampoco nos parece trivial: las redes de trueque en Argentina nacieron y se fortalecieron desde las clases medias empobrecidas, y hasta tuvieron dificultad en crecer hacia los movimientos populares masivos, que utilizaban cortes de carretera y otras formas de protesta como estrategia de superación de la crisis. Ello explicaría, al menos en parte, la escasa permeabilidad del trueque hacia otras formas asociativas que surgieron en la misma época (fábricas recuperadas, cooperativas de autogestión, asociaciones de microempresas y asambleas barriales), al lado del casi inexistente reconocimiento por parte del Estado de la creciente población "truequera" como algo más que una manifestación "bizarra" del sector informal. Como excepción, se podrían rescatar algunos programas de apoyo de municipios, declaraciones de interés social por legislaturas de municipios y algunas provincias, y el nefasto convenio con la Secretaría de la Pequeña y Mediana Empresa del Ministerio de Economía en diciembre de 2001, que precipitó la crisis de gobernabilidad de las redes de trueque a nivel del país.

Nos parece importante señalar que en los demás países de la región no hubo un crecimiento comparable, independientemente del tipo de promoción que se haya logrado, del tercer sector (ONGs de promoción popular) o gubernamental. El caso de Brasil resulta interesante porque, si bien la Secretaría Nacional de Economía Solidaria (Ministerio de Trabajo y Empleo) reconoció esa forma económica como parte de la Economía Solidaria desde el inicio de la gestión en 2003, tampoco hubo permeabilidad hacia las demás formas cooperativas, de autogestión y los movimientos de comercio justo y consumo ético. Se gestó un interesante diálogo tripartito entre gobierno, entidades de productores y organizaciones de apoyo de la Economía Solidaria -el Foro Brasileño de Economía Solidaria - donde el trueque existe, pero no tiene la fuerza que podría esperarse, posiblemente por una escasa aceptación de su valor transformador de conciencias y prácticas económicas y políticas. ¿Deuda de la Academia? ¿Resistencia al cambio? ¿Imposibilidad de articulación sinérgica de las distintas "familias" de la Economía Solidaria? Desde 1998, cuando se creó el primer Club de Trueque en Sao Paulo, el movimiento del trueque creció, pero no logró organizarse a nivel nacional, como se previó en las expectativas del Primer Encuentro Nacional de Trueque Solidario, realizado en Septiembre de 2004. Hasta el presente las iniciativas permanecen como encuentros rituales, sin la frecuencia que una alternativa de "mercado" debería tener para que los usuarios del sistema puedan usar la moneda social con la frecuencia necesaria para hacer impacto en la economía personal y, por lo tanto, local. Hay un grupo militante relativamente reducido, aunque persistente, pero en la mayoría de los casos no hay convicción acerca de la eficiencia del uso de la moneda social como práctica económica y política de carácter transformador. La prometedora excepción, sin duda, es el caso del Banco Palmas, que se constituyó dentro de una asociación de vecinos de un barrio muy pobre de la ciudad de Fortaleza (Ceará), el cual construyó un interesante sistema de microcrédito, adoptó luego la estrategia de moneda social en diversas etapas y, en 2005 lanzó, con el apoyo de la SENAES un ambicioso programa de formación de una Red Nacional de Bancos Comunitarios con una moneda social circulante local, adoptada por distintas organizaciones como medio de pago de productos y servicios esenciales. Esta variante está en vías de implantación en otros países, como Venezuela y México.


4. ¿Qué estrategias de comunicación se emplean en la actualidad para mantener informados a los miembros de una comunidad tan grande y comunicar la existencia de la red a nuevos miembros?
 
Como he explicado anteriormente, hoy día ya no existen grandes redes en Argentina, aunque es posible encontrar informaciones falaces en sitios web, que luego no se corresponden con los resultados de campo. A veces por simple cuestión de temporalidad: los datos fueron reales algún día... Recientemente, como solemos recomendar a visitantes de todo el mundo que vienen a conocer las redes de trueque, hemos propuesto que visiten los distintos grupos activos, y con frecuencia han vuelto desmoralizados de visitas a centros que publican páginas web de gran elaboración y se dicen importantes, en impacto y cantidad de socios, pero luego vuelven con fotos testimoniales de "ferias" con 1 prosumidor y 5 "asistentes" entre coordinadores, amigos, periodistas y visitantes... Según la información que tenemos de fuentes fiables, lo que existe en la actualidad en Argentina son muchos grupos aislados, algunos en red como proyecto voluntario, es decir, cuyos usuarios concurren a varios grupos que usan la misma "moneda social" y que llegan hasta 400-600 personas los fines de semana. La gran mayoría de iniciativas en el país permanece desvinculada de los procesos de gestión supra-nodos, y no se interesa en ese tipo de articulaciones, mostrando una vuelta al sentido individualista y no colectivo que supo tener hace algunos años. Podemos quizás considerar ese fenómeno como una regresión política en relación a los años 1997-2001, pero el fenómeno está lejos de haber muerto, como declaran investigadores y periodistas del estilo zapping.


5. ¿Existe una especie de manual que reúna conceptos, los 13 principios y las estrategias o los "how-to" de una red social de trueque?

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"En el caso de las monedas complementarias, está claro que pueden tener distintos objetivos desde sus promotores: desde el más "empresarial", de incrementar las ventas, como otros muy altruistas, disruptivos, y hasta "revolucionarios" si se quiere, por parte de quienes las diseñan e implementan. Pero no es menos cierto que cada usuario las usa (o no las usa) por "sus" propios motivos, y eso sí interfiere en la lógica del diseño de los sistemas que pretenden crecer y sostenerse en el tiempo." Heloisa Primavera

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